Construir para el cuerpo

Construir para el cuerpo
Fecha de publicación: 
19 Noviembre 2012
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Para renovar la visión sobre cómo “escribir para el cuerpo” se celebró hasta el 17 de noviembre, en la ciudad de Manzanillo, el cuarto taller Danza en construcción ’12, una plataforma para coreógrafos emergentes que insiste en la necesidad de indagar en los dispositivos que reactualizan la creación coreográfica.

 

En esta ocasión los talleres fueron impartidos por los artistas Tom Dale, coreógrafo graduado del laboratorio Laban de Inglaterra y uno de los creadores más importantes de la danza en su país; George Céspedes, bailarín y coreógrafo de Danza Contemporánea de Cuba; y Odwen Beovides, profesor del Instituto Superior de Arte.

 

Unos veinte creadores jóvenes, de casi todas las regiones del país, fueron convocados una vez más por el departamento de Desarrollo Artístico del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, patrocinador mayor de este encuentro que tuvo como sedes el Centro de Promoción de las Artes Escénicas Venus, así como los teatros Rex y Manzanillo.

 

Además de las sesiones prácticas, los jóvenes recibieron conferencias y sesiones de materiales audiovisuales, que los ayudaron a actualizar su información sobre las principales propuestas que se mueven en el mundo de la danza hoy.

 

Como ejercicio final, Danza en construcción ’12, mostró los procesos de creación que tuvieron lugar en los talleres que se impartieron, y que fueron valorados por el público en una función única en el Teatro Manzanillo.

 

 

 

 

 

En los últimos tiempos se habla de la crisis que existe en la creación coreográfica, no solamente en Cuba, sino a nivel internacional. Se aprecia que ha descendido la calidad en las producciones que se muestran al público. Se suele escuchar también, la frase de que ya todo está inventado, en cuanto a arte se refiere, que los nuevos creadores toman demasiados elementos prestados de aquellas obras que fueron revolucionarias y de “vanguardia”, en su momento.

 

Sin embargo, los creadores jóvenes insisten en seguir produciendo amén de todas las dificultades de llevar una pieza a escena, y de las críticas que puedan recibir constantemente. En Cuba, tenemos una representación interesante de jóvenes que muestran sus obras al público e insisten en hacer visible su trabajo, dentro de las compañías donde no siempre son reconocidos, entendidos, o incluso apoyados.

 

La danza cubana, con un camino recorrido y aprendido, necesita una inyección de sangre joven para la coreografía que se produce en el país. Pero “el arte de componer una danza”, no es tarea fácil que se logre con algún que otro seminario, tendrán estos jóvenes que demostrar hacia dónde quieren llevar su trabajo individual, con mucha constancia y estudio permanente.

 

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