Mariano en Bellas Artes

Mariano en Bellas Artes
Fecha de publicación: 
21 Octubre 2012
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Una muestra de pinturas de Mariano Rodríguez (1912-1990), una de las figuras más sobresalientes del arte cubano durante el Siglo XX, será inaugurada el venidero 25 de octubre en el edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), de La Habana.

La exposición,  prevista en ocasión del centenario de su natalicio, llevará como título  Mariano Rodríguez: vuelo y arraigo presentará  37 piezas, entre pinturas y dibujos realizadas en el período de 1950 a 1966. “Son dibujos de excelente calidad”, afirmó José Veigas, curador, y el más capacitado conocedor de la vida y la obra de Mariano, así como de otros artífices de la vanguardia en la isla.
 

El también crítico de arte y archivero de la papelería personal de Mariano, dijo que el año 1950 del pasado siglo “es un punto de giro en la obra de Rodríguez, el momento en que empieza la serie de los pescadores, así como la influencia de la pintura abstracta".

De acuerdo con las declaraciones del prestigioso curador, existen escasas reproducciones de las obras realizadas por el emblemático maestro entre 1962 y 1966, lo cual significa que para los que asistan a la exposición será una verdadera sorpresa poder disfrutar de la producción realizada por él en esta etapa.

 

Mariano Rodríguez, uno de los creadores cubanos más exhibidos en Cuba y en el extranjero, fue miembro de la segunda promoción de nuestra vanguardia que encontró en el tratamiento de los pigmentos y las simbologías de lo nacional una original forma de expresión que se enfrentara al tradicional colonialismo cultural. Su obra se erige sobre sólidas bases humanísticas, siempre al lado de las causas más nobles.

 

Beatriz Gago, especialista de arte cubano del MNBA, destacó que Mariano Rodríguez: vuelo y arraigo sintetiza el esfuerzo conjunto de un grupo de investigadores por sacar a la luz un periodo poco estudiado de la vida artística del maestro, el cual coincide con su estado  de máxima madurez creativa.

En tal sentido, destacó la documentación que se ofrece en el catálogo, que, asimismo, posee una excelente calidad de impresión.

Tal vez esa propensión por discursar en temas de gran interés entre las multitudes se consolidó en Mariano Rodríguez cuando siendo novel artista conoció y bebió directamente de las fuentes del movimiento muralista mexicano, y aprehendió en él ese furor que por los asuntos populares prevalecen en ese género pictórico célebre en la década de los años 30 del pasado siglo; aunque posteriormente, en su carrera no se interesó mucho por tal técnica, de la que se recuerda su fresco en el Retiro Estomatológico y el mural cerámico que en 1956 emplazó en el Retiro Médico.

No puede dejarse de destacar la gran amistad que unió al eminente escritor José Lezama Lima y al excelso pintor, vínculo afectivo que proporcionó a la cultura cubana el nacimiento de las célebres revistas Espuela de plata (1939-1941), Nadie parecía (1942-1944) y Orígenes (1944-1956), inscribiéndose así entre las figuras más notables de la intelectualidad insular.
 

Hay otras cuatro cuestiones en la obra de Mariano que, entre cualquier tipo de público, y particularmente entre las heterogéneas mayorías de la isla, provocan embeleso y singular atracción. Me refiero a sus extraordinarias dotes para el dibujo, a la solidez expresiva de sus composiciones, y al recurrente empleo del gallo en sus iconografías, ave de corral que goza de gran simpatía popular; así como esa original sensualidad de sus desnudos femeninos.

Mariano ocupó el cargo de presidente de Casa de las Américas, entre otras muchas responsabilidades.

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