EE.UU.: Michael Bloomberg y el poder del dinero

EE.UU.: Michael Bloomberg y el poder del dinero
Fecha de publicación: 
18 Febrero 2020
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Los escépticos sobre la viabilidad de Michael Bloomberg subestimaron el poder del dinero; sin embargo, hoy, gracias a ese impulso, el exalcalde de Nueva York es un serio contendiente a la nominación presidencial demócrata en Estados Unidos.

Al proporcionar grandes cantidades de apoyo financiero a varias causas liberales como el control de armas y el derecho al aborto, entre otras, Bloomberg se ganó (o compró) la buena voluntad, especialmente entre los demócratas moderados y los independientes que miran con recelo el ascenso del senador Bernie Sanders.

Su gasto sin precedentes en anuncios de campaña -más de 350 millones de dólares, según algunas cuentas- lo ha elevado al tercer lugar en el promedio nacional de encuestas de Real Clear Politics, y un sondeo el pasado jueves de la firma St. Pete Polls, lo mostró liderando en Florida.

También está gastando mucho en el terreno. Incluso en Maine, según el periódico The Bangor Daily News, ha contratado a 20 empleados y docenas de voluntarios. Los otros candidatos con oficinas allí son Sanders y la también senadora Elizabeth Warren, ambos de estados cercanos.

Un artículo publicado en la revista The New Yorker titulado Siete preguntas para Michael Bloomberg, abunda que su currículum incluye ser un empresario exitoso y el haber servido tres períodos en el cargo en la mega urbe, lo cual sirve para apuntalarlo. Pero ahora el juego se volverá más desafiante para él a medida que participe en los debates y compita en las primarias reales, comenzando con el Súper Martes, el 3 de marzo, donde habrá concursos en 14 estados y el territorio no incorporado de Samoa Americana.

Sin dudas, las preguntas incómodas saldrán y no sólo serán sobre el stop-and-frisk (parar y revisar), la polémica y discriminatoria técnica policial que defendió como alcalde, que, como una sombra, ya persigue su campaña.

Tendrá el multimillonario que responder ?apunta The New Yorker- que hará si ganara las elecciones en noviembre, ¿vendería su compañía Bloomberg L.P., que emplea a más de 20 mil personas y que se estima posee ingresos anuales por más de 10 mil millones de dólares?

El exalcalde calificó de corrupto a Donald Trump, pero no ha explicado con detalle cómo se diferenciaría del mandatario en ejercicio, que mantuvo su imperio empresarial después de las elecciones de 2016 y se limitó a transferir el control diario a sus hijos.

Hace menos de dos años, Bloomberg dio a entender que si era elegido como presidente, podría salir de la empresa de asesoría financiera, porque 'creo que, a mi edad, si venderlo es posible, lo haría', afirmó.

Entre las siete preguntas del artículo de la revista, otras dos podrían ponerlo en aprietos: ¿por qué no permite que las mujeres que presentaron casos de acoso sexual contra Bloomberg L.P. hablen en público? y si fuera elegido, ¿haría algo para reducir la influencia del dinero en la política?

ABC News reportó que al menos 17 mujeres han tomado acciones legales contra la compañía en las últimas tres décadas, 'con tres de los casos nombrando específicamente a Bloomberg por su papel en la creación de una cultura corporativa tóxica'.

Aunque el empresario y político expresó su arrepentimiento por las 'bromas obscenas' del pasado, se negó a liberar a las mujeres de los acuerdos de confidencialidad que firmaron con su empresa.

Los votantes demócratas, a los que Bloomberg pide que apoyen su campaña multimillonaria, ¿tendrían algún tipo de garantía de que sería el último presidente plutócrata?, acota el texto.

En el sitio web de su campaña, Bloomberg promete revitalizar el Acta de Derechos de Voto y terminar con las manipulaciones.

Sin embargo, no hay nada sobre limitar el tipo de gasto que está haciendo, frenar el poder de los grupos de presión, varios de los cuales están trabajando en su campaña.

A menos que Bloomberg adopte una agenda agresiva para reformar el sistema político, está esencialmente ofreciendo a los votantes una forma de oligarquía benigna, advirtió The New Yorker.

Para estar seguros -concluyó-, eso sería mejor que la oligarquía maligna de Trump. ¿Pero no puede la democracia americana hacer algo mejor que eso?

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