DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Ilona hizo rabiar a los nazis en Berlín 1936

Los nazis habían llamado a Helena Mayer, campeona olímpica de florete en Ámsterdam 1928, obligada a refugiarse en el extranjero por las acciones y las leyes fascistas. Prometieron. Amenazaron. La deportista cedió y sirvió a los fines propagandísticos de los hitlerianos. Fuerte. Resistente. Técnica. La favorita. En la Hass, de condiciones también, tiene buena compañía. "Deben ganar oro y plata", repetían sus entrenadores.

Suenan las armas y los pasos sobre las plataformas. La Hass cae al cuarto puesto; la austriaca Eilen Preis finaliza en el tercer peldaño. Hacia el duelo por el oro se dirige la Mayer. "Ese cetro está asegurado", manifiestan quienes han convertido el certamen en una confusión de su saludo con el saludo olímpico. No han contado con la calidad de la húngara Ilona Elek.

A floretazos la magiar acaba con la esperanza de su contraria y los apoyadores. Hay muchos aplausos más allá de lo deportivo por el resultado, aunque en sus propias filas, algunos simpatizantes del vandalismo germano, no muestran gran alegría por el triunfo para no molestar a sus socios de ideología superderechista.

La Segunda Guerra Mundial hiere al planeta. Hasta 1948 no puede la estrella esgrimística de la justa germana volver al olimpismo. Londres 1948. Varios funcionarios no querían integrarla al seleccionado. "Demasiado veterana", comentó un instructor. Y no todos se opusieron a esa opinión. Vence la justicia. Y la Chibi, como le llaman cariñosamente, llega a semifinales sin sufrir un revés. Cierto bajón en esa fase se refleja en la voz de los escépticos, "Ya ven..." y su risita posterior.

La carcajada la pone Ilona al coronarse de nuevo, al cabo de doce años, en una disputada final con una rival diez años más joven, la danesa Karen Lachmann. Ahí no acaba esta historia. Forma parte del equipo de su país a Helsinki 1952. Sus detractores aumentaron. Los hizo callar porque demostró estar en magnífica forma en los torneos nacionales: es todavía la número uno de Hungría en esa arma.

En Finlandia, victoria tras victoria aunque sobrepasa en más de 15 abriles a algunas rivales. La final: ¡tras, tras!, dos toques en contra de la italiana Irene Camber la descienden al lugar plateado.

Un periodista entrevista a la subtitular:

__ ¿A qué se deben sus victorias?

__ Siempre me preparo bien; me he cuidado mucho... Tal vez también porque ante el piano se calma mi nerviosismo. Después de los combates, del entrenamiento, en cuanto llego a casa, me pongo frente al piano e interpreto a Chopan, mi favorito...