El castigo de apellidarse Trump en Estados Unidos sin ser familia del presidente

El castigo de apellidarse Trump en Estados Unidos sin ser familia del presidente
Fecha de publicación: 
3 Enero 2020
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Más de 1,5 millones de personas en España, según el Instituto Nacional de Estadística, tienen el apellido Sánchez ya sea como primero o como segundo, convirtiéndose en uno de los más frecuentes del país. Pese a compartirlo con el presidente del Gobierno, es tan común que garantiza el anonimato. No pasa lo mismo en Estados Unidos.

La llegada en 2016 de Donald Trump a la presidencia ha cambiado la vida de las aproximadamente 4.700 personas en el país, según el portal VOX, que comparten apellido con el magnate.

El mandato del líder republicano se ha caracterizado por la polarización social. Propuestas tan polémicas como la construcción de un muro con México o la separación de los menores inmigrantes de sus familias han hecho que muchas personas se muestren completamente contrarias a su forma de hacer política. Una situación que afecta al día a día de todos los Trump de Estados Unidos, tal y como cuenta The Guardian.

La gran mayoría de ellos no tienen relación alguna con el presidente y se trata de una simple coincidencia. Pero lo que hace unos años era motivo de broma, ahora lo es de división. Y es que cuando el magnate no ocupaba la Casa Blanca, el imaginario colectivo sobre Donald Trump era el de un millonario algo excéntrico que en ocasiones aparecía en revistas del corazón. Las chanzas eran frecuentes y tenían que ver con la posibilidad de tener un pariente con mucho dinero que heredar.

Las cosas han cambiado y han dado paso a muchos silencios y situaciones incómodas. La mayoría de los Trump de Estados Unidos han sido capaces de desarrollar sus propias estrategias para diferenciarse de Donald, una figura controvertida con la que muchas personas no quieren tener nada que ver.

Así le pasa a la profesora Kris-Stella Trump que cada semestre les dice a sus estudiantes que ella no tiene relación familiar con el presidente, aunque se ve obligada a hablar de política muchas más veces de las que le gustaría, tal y como revela en The Guardian.

Por su parte Ken Trump, experto en seguridad en escuelas, suele presentarse con la frase ‘nada que ver con él’ (con Donald) como una forma de romper el hielo, aunque admite que percibe muchas diferencias en la forma de dirigirse a él en unos lugares y otros del país. Por ejemplo en California (zona tradicionalmente demócrata) las reacciones a veces son tensas. Exactamente lo contrario a lo que se suele encontrar en Texas.

Lindsay lo tiene mucho más fácil. Aunque recibe numerosos comentarios de la gente sobre política, lo cierto es que cuando la ven en persona casi nadie suele cuestionarla por su parentesco. El hecho de que sus raíces sean latinas ayuda.

Las situaciones, sin embargo, suelen ser más complicadas para Maxine, una directora de documentales blanca, rubia y residente en Nueva York, la ciudad con la que siempre ha estado relacionada la familia Trump. Esta mujer de origen británico ha sufrido burlas desde su infancia por su apellido (una de las acepciones del verbo to trump en Reino Unido es tirarse un pedo) y ahora se enfrenta continuamente a conversaciones políticas y comentarios sobre el magnate. Una situación que lleva con resignación.

El niño que sufría acoso

Compartir apellido con el presidente también puede ser especialmente difícil de llevar en la infancia. En diciembre de 2018 un niño de Delaware llamado Joshua Trump pidió a sus padres cambiarse el apellido después de dos años sufriendo acoso en el colegio por este motivo.

"Le insultan, lo llaman idiota y estúpido. Dice que se odia y odia su apellido, se siente triste a todas horas y no quiere seguir así. Como padre, da miedo oír eso", lamentaba su madre.

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